Requiem, Amado Nervo

  REQUIEM

Para José M. Ochoa

¡Oh, Señor! Dios de los ejércitos,
eterno Padre, eterno Rey,
por este mundo que creaste
con la virtud de tu poder;
porque dijiste: la luz sea,
y a tu palabra la luz fue;
porque coexistes con el Verbo,
porque contigo el Verbo es
desde los siglos de los siglos
y sin mañana y sin ayer,
requiem aeternam dona eis, Domine,
el lux perpetua luceat eis! 

¡Oh Jesucristo, por el frío
de tu pesebre de Belem,
por tus angustias en el Huerto,
por el vinagre y por la hiel,
por las espinas y las varas
con que tus carnes desgarré,
y por la cruz en que borraste
todas las culpas de Israel;
Hijo del Hombre, desolado,
trágico Dios, tremendo Juez:
requiem aeternam dona eis, Domine,
el lux perpetua luceat eis! 

¡Divino Espíritu, Paráclito,
aspiración del gran Iaveh,
que unes al Padre con el Hijo,
y siendo el Uno sois los Tres;
por la paloma de alas níveas,
por la inviolada doncellez
de aquella Virgen que en su vientre
llevó al Mesías Emmanuel;
por las ardientes lenguas rojas
con que inspiraste ciencia y fe 
a los discípulos amados
de Jesucristo, nuestro bien:
requiem aeternam dona eis, Domine,
el lux perpetua luceat eis! 

Amado Nervo

Más de Amado Nervo | Biblioteca (BAM)  | Inicio

Quizás te guste también: 
Sor Juana Inés de la Cruz
Ramón López Velarde 
Enrique González Martínez

Visita la página Amado Nervo en Wikipedia para obtener información sobre la vida, la obra y los contextos literario, político y social de este autor.

Más cultura:
El libro en la cultura latinoamericana, de Gregorio Weinberg (reseña)
Alicia Alonso, la última Diva del Ballet


Descubre más desde Altavoz México

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario