¡Quién sabe por qué!, Amado Nervo

*

Perdí tu presencia,
pero la hallaré;
pues oculta ciencia
dice a mi conciencia
que en otra existencia
te recobraré. 

Tú fuiste en mi senda
la única prenda
que nunca busqué;
llegaste a mi tienda
con tu noble ofrenda,
¡quién sabe por qué! 

¡Ay!, por cuánta y cuánta
quimera he anhelado
que jamás logré…,
y en cambio, a ti, santa,
dulce bien amado,
te encontré a mi lado,
¡quién sabe por qué! 

Viniste, me amaste;
diez años me amaste;
diez años llenaste
mi vida de fe,
de luz y de aroma;
en mi alma arrullaste
como una paloma,
¡quién sabe por qué! 

Y un día te fuiste:
¡Ay triste!, ¡ay triste!;
pero te hallaré;
pues oculta ciencia
dice a mi conciencia 
que en otra existencia
te recobraré. 

Amado Nervo

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