«Ni derechas, ni izquierdas: Dadá», Axel Velasco





No, no creo en la derecha; pero tampoco soy de izquierda. Más bien, estoy convencido de que uno no puede suscribir ningún tipo de filiación política que implique creer en valores inmutables. Afirmar, por ejemplo, que la desigualdad económica y la explotación en el trabajo constituyen la «esencia del mal», así como el principio de toda alienación (como dijera cierto marxismo) es inaceptable. No porque la desigualdad económica o la explotación sean buenas en sí; sino porque querer fincar una posición ante la vida (una «visión del mundo») en un hecho originario, es algo más propio de un pensamiento religioso y mítico que de un pensamiento crítico. 

      En este sentido, sería interesante anotar que, si izquierda y vanguardia estética se han identificado a lo largo de la historia, dichos romances no han pasado de ser meros escarceos amorosos. Y es que, si algunos representativos artistas de vanguardia de principios del XX (ejemplo: Breton, Mayakovsky) se asumieron como hombres de izquierda, en su momento, fue más porque tenían un enemigo en común (la derecha gobernante) que porque en realidad fuesen socialistas. Ahora bien, el tener un enemigo en común, no significa que se diluyan las diferencias entre ambos bandos. De hecho, si acudimos a los libros de historia, podremos darnos cuenta de que cualquier régimen político emanado de la izquierda se ha divorciado de la vanguardia estética antes que de cualquier otra cosa, pues «el constante cuestionamiento de las formas», «la intervención de los códigos y canales de la comunicación», el «experimentalismo» y todas las demás formas de acción que caracterizaron el accionar de las vanguardias históricas y sus sucesivas pos-vanguardias, son infinitamente ajenas a cualquier régimen que, ante todo, busca conformar otra visión del mundo, con los valores y prácticas universales inmutables que los justifique en el poder. 

      Bajo esta lógica, el proyecto de la vanguardia implica una crítica perpetua sobre lo dado, una intervención y un cuestionamiento constante de las formas y de los discursos existentes (sean del color que sean), así como la recurrente tematización del relativismo moral. Dicho proyecto es, en suma, inconmensurable para cualquier régimen político, pues resulta incontrolable dada su naturaleza. 



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2 comentarios en ««Ni derechas, ni izquierdas: Dadá», Axel Velasco»

  1. … me parece muy esclarecedor para los que buscamos un resquicio para resguardar nuestra esencia de tal modo que, saltemos la frustración de las contradicciones cotidianas que encontramos en nuestra parcela de realidad, con la parcela íntima… que se inconforma y busca pasar los límites soldados con acero bien forjado y quieren limitar la creatividad humana… un saludo y mis mejores deseos entrelazados en el interlineado para que sigas compartiendo y yo siguiendo tus letritas… y pues si, ¡Hasta la Victoria!… de los buenos escritores, reconocido o anónimos, navegando en la red…

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  2. Gracias por tu comentario, Helena, ya estamos retomando el trabajo con este blog literario y pronto le solicitaremos un nuevo texto a nuestro amigo Axel. Saludos 🙂

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