Murió Everardo Mendoza Guerrero, lingüista mexicano

Por una publicación de Facebook me entero apenas que ha muerto, al parecer también apenas, el doctor Everardo Mendoza Guerrero, lingüista y profesor universitario sinaloense, autor, entre otros, del libro El léxico de Sinaloa, publicado por el Colegio de Sinaloa.

El doctor Everardo Mendoza Guerrero era oriundo del municipio de San Ignacio, un muy serrano municipio sinaloense, el de menor densidad poblacional y muy probablemente el que tenga menos escuelas, y sin embargo, el municipio que ha dado al mayor estudioso del habla del estado hasta ahora. En una sola familia dio San Ignacio dos hombres de Letras importantes, el doctor Everardo y su hermano, el poeta Felipe Mendoza, autor de Los vientos enemigos, un buen libro de poesía a cuya presentación, en el Auditorio de la Escuela de Filosofía y Letras, asistí, hace ya más de diez años.

Conocí al doctor Everardo en el año 2007 o 2008, en la clase de Redacción en la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Sinaloa, era el segundo año de la carrera de Letras, el tercer semestre y el último como uaseño para mí (hasta ahora).

Al doctor le gustaba mostrarnos lo mucho que estábamos por conocer, lo mucho que aún nos faltaba por aprender; aunque era una persona muy seria, no carecía de sentido del humor y era muy ameno.

Yo no completé ese semestre, ya ni recuerdo si me faltó poquito o si más bien estuve poquito, pero recuerdo sus clases y su estilo. Pese a mis pocos días en sus clases, nos conocíamos: la escuela de Letras es muy pequeña, con una matrícula reducida (somos “contados” los sinaloenses que nos decidimos por las Letras). Una vez, el doctor “casi me atropella” por Vicente Riva Palacio, en el Centro de Culiacán, nuestra capital sinaloense, esto pasó por la tarde temprano, pero yo me enteré hasta la casi noche, ya en nuestra Escuela de Letras: “cruza la calle usted y no voltea ni pa ver quién lo va a atropellar”, me dijo, conversamos y me contó que crucé frente a él sin voltear siquiera, era esto a un costado del Edificio Central.

Asistí a la presentación de un o de sus libros de cuentos, lo escuché decir que casi no publicaba literatura porque lo distraía mucho de sus estudios lingüísticos, también lo escuché decir (en una conversación conmigo y otros estudiantes) que de joven había publicado un libro de poesía, pero que dejó de escribir poesía por su bien, el suyo y el de la poesía.

Era miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua. Aquí puede leerse su discurso de ingreso.

Lo saludé en el último Encuentro Internacional de Estudiantes de Lingüística y Literatura de la Facultad de Filosofía y Letras de la UAS al que asistí, hace ya unos tres o cuatro años, y hoy, por un comentario en un fotografía del poeta Ricardo Baldor, me entero de su muerte, que aunque no era un chamaco, me parece prematura y me pone triste. En la foto sonríen todos: Elmer Mendoza, Ricardo Baldor (sonrisa con grado de carcajada), Everardo Mendoza y una chica de nombre Norma, paisana suya de San Ignacio y por cuya madre me entero del caso: ella comentó eso y el nombre de su hija y agregó “DEP”, si no, hubiera yo pasado la foto por un recuerdo nomás. Ahora la interpreto también como homenaje y despedida.

Descanse en paz el doctor Everardo, nos dejó una obra importante en sus materias, bastante desbrozó camino. Gracias.

Ángel Gustavo Rivas

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