La dulce boca que a gustar convida
un humor entre perlas destilado,
y a no envidiar aquel licor sagrado
que a Júpiter ministra el garzón de Ida,
amantes, no toquéis, si queréis vida;
porque entre un labio y otro colorado
Amor está, de su veneno armado,
cual entre flor y flor sierpe escondida.
porque entre un labio y otro colorado
Amor está, de su veneno armado,
cual entre flor y flor sierpe escondida.
No os engañen las rosas, que la Aurora
diréis que, aljofaradas y olorosas,
se le cayeron del purpúreo seno;
diréis que, aljofaradas y olorosas,
se le cayeron del purpúreo seno;
¡manzanas son de Tántalo, y no rosas,
que después huyen del que incitan ahora,
y sólo del Amor queda el veneno!
que después huyen del que incitan ahora,
y sólo del Amor queda el veneno!
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Luis de Góngora y Argote (1561-1627), uno de los grandes sonetistas de la lengua española; a partir de su estilo rebuscado se creó el adjetivo gongorino.
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