Fixcity Zona Rosa, nuestra mala experiencia

Fixcity Zona Rosa, nuestra mala experiencia

Fixcity es un negocio dedicado a la venta y “reparación” de celulares; probé sus servicios y quedé decepcionado y con la sensación de haber sido robado. Te cuento mi experiencia y ya verás si te parece que tengo razón.

Fixcity en la Zona Rosa está ubicado en Londres 178, casi esquina con Florencia, en la mitad de lo que fue antes un restaurante llamado Falafel, allí comí una vez: la comida, el ambiente y el servicio fueron espantosos. Fui con un amigo que había visitado el lugar tiempo atrás, cuando al parecer la tristeza no se había apoderado de él, y quien me lo recomendaba desde sus bellos recuerdos. Hasta los carteles de ese restaurante denotaban ya la decadencia del lugar, el color se les había ido con el sol y con los años. 

La experiencia en el Falafel fue desagradable y no volvÍ. Muchos meses después, más de un año, al pasar un día por la acera de enfrente observé el lugar, estaba dividido en dos, en una de las mitades vi un negocio de no sé qué y en la otra vi lleno de fundas, cubiertas de plástico y otros accesorios para celular.

El lugar tenía buena pinta y yo tenía un celular roto. Así que pasé a preguntar por cuánto me lo reparaban, me atendió un chavillo con buena actitud y buena vibra, “850 pesos”, me dijo luego de checar no sé qué cosas en su computadora. “Sobres”, le dije, me lancé por el celular a mi trabajo, donde lo tenía, y regresé al lugar, al Fixcity mentado.

Desde ese segundo momento allí empezaron las cosas malas. Quizás algo de la mala energía seguía en el lugar; pero no me dio mala espina porque soy muy comprensivo, sé que la gente se equivoca y que hay que tener paciencia y aceptar las correcciones: al llegar me subió de inmediato el precio a 1000 pesos, que porque se había equivocado antes. 

Como ya estaba allí, acepté de todos modos y le pasé el celular y mi clave de desbloqueo. Había que pagar hasta recibir el celular. Fui muy enfático en que necesitaba el celular a más tardar para el miércoles, porque en la madrugada del jueves viajaba al norte, me dijeron que podía pasar el miércoles después de las 6pm. Quería arreglar el teléfono para usar su cámara para tomar fotos y grabar videos en un festival de artes que se hace en Guasave, Sinaloa, el Festival Internacional de las Artes Navachiste. Tenía ya todo un plan de producción editorial para realizar con los eventos del festival.

El miércoles llegué unos minutos antes de que cerraran, tomé el celular, pagué, platiqué un poco con los chicos (sólo mientras me entregaban) y me fui. Llegué a casa, terminé la maleta, estuve preparando detalles para el viaje y en pocas horas, durante la madrugada, partí al aeropuerto.

Me di cuenta allí de que la pantalla sobresalía del marco del celular, estaba muy alta, de la parte de arriba, de la parte de abajo estaba bien. En general funcionaba muy bien, pero luego noté que el touch a veces se ponía batalloso, aunque me di cuenta de estas cosas no le dediqué demasiada energía mental porque ya me sentía en vacaciones y deseaba descansar (realmente estaba muy cansado).

Durante el camino tomé algunas fotos y  videos cortos, a veces los desplazamientos de mi dedo eran ignorados por la pantalla, definitivamente el celular no había quedado bien. Llegamos a Sinaloa el jueves al amanecer. Antes de mediodía, trayendo yo el celular en la bolsa del pantalón, me “pegué” en el portabrazos de un sillón para abrir espacio y que alguien más pasara junto a mí, y con ese contacto tan leve de mi muslo en el suave portabrazos del sillón se quebró la pantalla del celular recién puesta, de modo que duré menos de 24 horas con el celular funcional. Confirmé que la pantalla había sido mal colocada porque se rompió sólo de la esquina que había quedado botada, todo el resto de la pantalla se mantenía intacto, pero inútil. 

La primera vez que se rompió se me había caído al suelo y se rasgó a lo largo y  a lo ancho, y sin embargo el touch seguía funcionando, si bien con fallas, y en esta ocasión, tras la reparación en Fixcity, no servía en absoluto, pese a estar la pantalla casi entera. 

No pude usarlo en el festival, tuve que mantenerlo guardado junto con las varias tarjeta de memoria que había comprado para la ocasión.

Mis vacaciones duraban once días, pero me habían dicho que la garantía era de un mes, así que al regresar a la CDMX fui a solicitar el ejercicio de la garantía. Para no sonar agresivo, ya que los dos chicos que me atendían son bastante risueños, usé una fórmula suavizante: le expliqué lo sucedido y le pregunté si podían al menos hacerme un descuento en su segunda reparación, esa fue la forma eufemística en que decidí solicitar que se hiciese efectiva la garantía.

El chavo me dijo que sí, que seguramente sí me hacían un descuento, pero que no estaba su jefe, que en cuanto llegara él le diría lo que pasó y me llamaría, era jueves o viernes, creo que viernes, y quedamos en que me llamaría el lunes, todo esto fue recién pasada la semana santa, ahora estamos a principios de noviembre y es hora de que no me llaman. Esa fue la forma en que respondió su garantía a este cliente amable, paciente y comprensivo. 

Tuve, pues, en Fixcity, un mal servicio, una nula garantía, total falta de respeto y más o menos una burla, así me agradecieron mi preferencia. Se quedaron con mis mil pesos pero no me brindaron un servicio de valor; yo puse mi parte, los mil pesos, ellos no pusieron correctamente la suya.

En esta experiencia prácticamente fui, pues, víctima de un robo por parte de una empresa irresponsable y transa que fue Fixcity

Por el modo errático en que con respecto a la operación se mostró el chico, sospecho que la deficiente colocación de la pantalla en mi teléfono fue, quizás, parte de su proceso de capacitación, parte de su entrenamiento como técnico, y el costo me lo cargaron a mí. Esto es sólo una conjetura, pero el abuso de parte de Fixcity en mi contra ha sido un hecho.

Si tú, estimable lector, has pensado en contratar sus servicios, podrás considerarlo, pero de mi mala experiencia avisado ya estás.

Ubicación de Fixcity Zona Rosa.

Ángel Rivas

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