Condena por crueldad disimulada el alivio que la esperanza da
Diuturna enfermedad de la esperanza,
que así entretienes mis cansado años,
y en el fiel de los bienes, y los daños,
tienes en equilibrio la balanza.
Que siempre suspendida, en la tardanza
de inclinarse, no dejan tus engaños
que lleguen a excederse en los tamaños
la desesperación, o confianza.
¿Quién te ha quitado el nombre de homicida?
pues lo eres más severa, si se advierte,
que suspendes el alma entretenida;
y entre la infausta, o felice suerte,
no lo haces tú, por conservar la vida,
sino por dar más dilatada muerte.
Sor Juana Inés de la Cruz
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