Caminos, Antonio Machado

Caminos

De la ciudad moruna
tras las murallas viejas,
yo contemplo la tarde silenciosa,
a solas con mi sombra y con mi pena.

El río va corriendo,
entre sombrías huertas
y grises olivares,
por los alegres campos de Baeza.

Tienen las vides pámpanos dorados
sobre las rojas cepas.
Guadalquivir, como un alfanje roto
y disperso, reluce y espejea.

Lejos, los montes duermen
envueltos en la niebla,
niebla de otoño, maternal; descansan
las rudas moles de su ser de piedra
en esta tibia tarde de noviembre,
tarde piadosa, cárdena y violeta.

El viento ha sacudido
los mustios olmos de la carretera,
levantando en rosados torbellinos
el polvo de la tierra.
La luna está subiendo
amoratada, jadeante y llena.

Los caminitos blancos
se cruzan y se alejan,
buscando los dispersos caseríos
del valle y de la sierra.
Caminos de los campos…
¡Ay, ya, no puedo caminar con ella! 

Antonio Machado 

Más de Antonio Machado | Biblioteca Universal | BAM | Suscribirse


Puedes leer sobre la vida, la obra y el contexto histórico, político y social del autor en la página Antonio Machado en Wikipedia.


Más de Cultura:
El libro en la cultura latinoamericana, de Gregorio Weinberg (reseña)
Alicia Alonso, la última diva del ballet



Descubre más desde Altavoz México

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario