«A todas partes que me vuelvo, veo …» Francisco de Quevedo


Francisco de Quevedo




A todas partes que me vuelvo, veo 

las amenazas de la llama ardiente, 
y en cualquiera lugar tengo presente 
tormento esquivo y burlador deseo.

La vida es mi prisión, y no lo creo; 

y al son del hierro, que perpetuamente 
pesado arrastro, y humedezco ausente, 
dentro mí proprio, pruebo a ser Orfeo.

Hay en mi corazón furias y penas, 

en él es el amor fuego, y tirano, 
y yo padezco en mí la culpa mía.

¡Oh dueño sin piedad, que tal ordenas! 

Pues del castigo de enemiga mano 
no es precio, ni rescate la armonía.




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Poesía española de los Siglos de Oro. Francisco de Quevedo.



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