México no debe basar en concesiones su política hacia los Estados Unidos 


Ligar concesión tras concesión sólo refuerza en EEUU la idea de que puede hacer lo que quiera con México

México no debería hacer concesiones ante el gobierno de Estados Unidos, los gringos no agradecen, pero no sólo no agradecen, sino que siguen siendo altamente hostiles.

Hoy nos sorprendió la noticia de que 29 miembros de distintos carteles fueron extraditados a Estados Unidos, algunos de ellos detenidos y mantenidos en prisión en México desde hace muchos años, incluso décadas, como es el caso de Rafael Caro Quintero, quien fue capturado desde 1985, pasó 28 años preso en México sin que el gobierno mexicano decidiera extraditarlo, fue liberado en 2013 y vuelto a capturar en 2022.

Desde hace muchos años el gobierno estadounidense quería llevarse a Caro Quintero, este capo les interesa especialmente porque lo consideran responsable del asesinato de Enrique Camarena, un agente de la DEA que fue muerto en México en 1985.

Ahora, si en tantos años, en décadas, el Gobierno de México había dejado de extraditar a Caro Quintero y a otros capos detenidos, ¿por qué lo hace ahora? Siempre ha existido la colaboración entre los gobiernos de ambos países en temas de seguridad y de combate al narcotráfico -con sus altas y sus bajas-; pero hasta ahora se realizan estas extradiciones, y decenas de golpe. Evidentemente, no puede deducirse sino que se trata de movimientos políticos.

Y claro, el gobierno mexicano intenta domar a la bestia que es Donald Trump, ese cerdo capitalista convertido en presidente de los Estados Unidos de América. El problema es que Donald Trump no es un verdadero político, es un empresario multimillonario maleducado y prepotente que está acostumbrado a cometer toda clase de abusos y atropellos amparado en la impunidad que hasta ahora le han garantizado su dinero y sus influencias. No olvidemos que de Donald Trump es un delincuente, un criminal sobre el que pesa el fallo de culpable emitido por el poder judicial de los Estados Unidos, pero en lugar de ir a la cárcel por ello, llegó a la presidencia de su país.

El punto, pues, es que con delincuentes como Donald Trump la negociación y el ajetreo político no pueden estar incluyendo concesiones, al menos no si éstas se realizan con la esperanza de caer en gracia con el prepotente y criminal presidente gringo. Eso ya debería haber quedado claro después de ver la forma en que de manera insistente ha tratado a México, a Canadá, a la Unión Europea, a Ucrania y su presidente, a Sudáfrica, a Panamá, etcétera. Sólo ha sido bondadoso con el estado genocida de Israel, otro estado gobernado por un criminal, también sentenciado por un tribunal penal, el genocida mataniños Benjamín Netanyahu.

Esos criminales mexicanos que fueron extraditados también eran criminales en México, por eso se les capturó y se les juzgó y se les sentenció y estaban encerrados, cumpliendo su condena, la justicia mexicana estaba funcionando en estos casos. Al extraditarlos, México sólo le ha hecho «el caldo gordo» al gobierno de Donald Trump, un gobierno y un presidente que no respetan a México y que no tienen consideración alguna con nuestro país, a quienes no sólo no les importa nuestro bienestar, sino que están muy dispuestos a generarnos mal gratuitamente sin con ello pueden obtener cualquier beneficio.

Ya la respuesta de la Casa Blanca confirma lo que digo, en su comunicado, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos no sólo no agradece nada a México, sino que además hace todo lo contrario, dice que el hecho es producto de “una Casa Blanca que negocia desde una posición de fuerza”, es decir, se han apuntado esta acción del Gobierno de México como un logro propio, no como un acto de colaboración de México.

Veamos otra vez la frase:  la extradición de los narcos desde México es consecuencia de “una Casa Blanca que negocia desde una posición de fuerza”.

Es que esto es terrible, si los gringos piensan que están logrando cosas desde México por tratar a México así de mal, y el gobierno mexicano les alimenta esta idea, no cabe entonces esperar que cambien esa actitud hostil. Esta movida del Gobierno de México, por lo tanto, ha sido contraproducente para México.

Sabemos que Donald Trump no es un político de formación; sabemos que no destaca tampoco por su inteligencia; sabemos que es un millonario acostumbrado al abuso, la prepotencia y la impunidad; sabemos que se guía frecuentemente por el capricho, la ocurrencia, la ignorancia e incluso el odio a los diferentes; sabemos que no es diplomático, que no es respetuoso; sabemos que no es confiable. Todo esto que sabemos no podemos ignorarlo a la hora de actuar, de tomar decisiones, de defendernos.

México, necesitamos ser fuertes y mantenernos de pie firmemente.

Ángel Gustavo Rivas


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