Anuncia Marel de México que respetará la ley y la autoridad cuando éstas sean favorables a sus intereses
Marel de México es una empresa manufacturera del ramo textil, se dedica a hacer ropa interior femenina, es decir, hacen calzones, brassieres y demás. Eso está muy bien, son productos necesarios. Lo que no está muy bien es que la empresa se dedica también a abusar de sus trabajadores, en la empresa existe un ambiente laboral tóxico, esclavista, abusivo y malo, pues, en muchos aspectos. Otra cosa que también está mal, es que Marel de México no respeta a la ley ni a la autoridad mexicana.
Los dueños de Marel de México, es decir, quienes hoy en día son los mandamás dentro de la estructura jerárquica de la empresa, son los hermanos Moisés Adissi Palombo y Marcos Adissi Palombo, dos millonarios que nada saben ni quieren saber de la calidad de vida de sus trabajadores, que nada saben ni quieren saber de la condición humana de las personas que trabajan en su empresa. Ellos sólo quieren ganar cada vez más dinero, sin importar si para ello deben abusar de cualquier forma de sus trabajadores, sin importar si para ello deben pisotear, burlar y esquivar como se pueda la ley mexicana. A ellos no les importa que la gente se pueda contagiar de Covid 19 y morirse; a ellos no les importa que la gente no pueda vivir con la mínima dignidad y calidad de vida aceptable; a ellos no les importa si la gente que trabaja en su empresa duerme en un tapete, con tal de que eso signifique que ellos puedan ganar más dinero.
A los hermanos Adissi Palombo, dueños de Marel de México, no les importa nada que no sea ganar más dinero. Esta actitud, esta determinación de los dueños de Marel de México es lo que en esencia genera el pésimo ambiente laboral, las pésimas condiciones laborales que en su empresa priman. En Marel de México el ambiente laboral es tóxico, denso, pesado.
Los dueños de Marel de México no pierden oportunidad para descontarle (es decir, robarle) dinero a los trabajadores; aquí mencionaré sólo dos ejemplos: los retardos los descuentan de su sueldo por minuto, si un trabajador llega tarde un minuto, ese minuto se le descontará de su sueldo. Sin embargo -al menos nos consta con el caso del personal administrativo- no pagan las horas extra (y les gusta muchos estarlas exigiendo) .
El segundo ejemplo es uno que se genera por la coyuntura de la pandemia de Coronavirus: en el primer confinamiento, es decir, la primera vez que Ciudad de México estuvo en semáforo rojo, Marel de México aprovechó y despidió a un montón de gente, a quienes desde luego no les pagó una liquidación correcta, justa, ni legal, en este campo es donde cotidianamente más se pasa por el arco la ley mexicana.
Con el personal que quedó, continuó laborando, pero aprovechó para pagarle menos, con el pretexto de la pandemia: en diferentes momentos estuvo pagando al personal administrativo el 40, el 60 y el 75% de su sueldo, pero eso sí, nunca dejó de exigirles igual; incluso en un primer momento en que la gente trabajó desde su casa, la empresa le exigía la misma carga laboral y por momentos aún más de lo habitual. Y al personal operativo, es decir, a los obreros, les redujo el sueldo a un salario mínimo, con lo que, a pesar de que la gente seguía trabajando de manera presencial en la fábrica, en las instalaciones de la empresa, percibía mucho menos dinero de lo habitual. La empresa buscó mecanismos para disfrazar la reducción del sueldo, acción también ilegal de esta empresa tan amante de la ilegalidad.
Aunque Marel de México no realiza labores de las que se determinaron esenciales y por lo tanto debió de haber parado su producción, Marel de México nunca detuvo su actividad, con lo que no respetó, no acató las indicaciones de la autoridad mexicana, es decir, Marel de México no respetó a las autoridades mexicanas y desobedeció las indicaciones que buscaban mitigar los daños que este país ha estado sufriendo por la pandemia de Covid 19; con ello, Marel de México, por la ambición infinita de sus propietarios, ha contribuido mucho más de lo que debería haberse permitido a la dispersión del virus, con lo que ha contribuido a que más mexicanos mueran de Covid 19, tan sólo por la ambición de los hermanos Adissy Palombo, quienes son en última instancia los que decidieron que Marel de México seguiría trabajando aunque la autoridad mexicana los mandara a parar.
En esta segunda ocasión en que la ciudad ha entrado en semáforo rojo, Marel de México de nuevo ha desoído el mandato de la autoridad y sigue operando a pesar de que su actividad no es esencial. La autoridad mexicana debería estar al pendiente, inspeccionar y castigar a esta empresa irresponsable y abusiva.
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Sobre el título de esta nota, no creemos que los empresarios delincuentes, ni los hermanos Moisés Adissi y Marcos Adissi, ni Salinas Pliego, ni los Cababie, ni Kámel Nácif ni ninguno otro de tantos abusivos vayan realmente a respetar la ley si el estado no los obliga, y en eso el Estado mexicano nos sigue debiendo. Ojalá el cambio llegue pronto y sea grande y sea visible. Pusimos este título, pues, por ser día de los inocentes, que aunque sabemos que el contenido de la nota no es ni gracioso ni divertido, nos pareció buena coyuntura para expresar lo aquí expresado.
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