Invitación a Navachiste

Fotografía de MartaJ.OsunaB., una panga o lancha llena de aves marinas que reposan en ella, en Navachiste

                                          Fotografía: MarthaJ.OsunaB.

Ha llegado la Primavera, en Ciudad de México ya están floreadas las jacarandas y el color violeta embellece los paisajes urbanos, esto significa -se lo escuché a Vidal Flores alguna vez a la orilla del mar- que ya está muy cerca el Festival Navachiste. Las olas del mar, en la costa sinaloense, están acomodando la arena para recibir a los amantes de la poesía que llegarán al Carrizo Colorado a pasar una semana entre letras, escultura, teatro, música, agua salada, cerros y otros humanos felices en un ambiente que conjuga arte, naturaleza y fraternidad. El Festival Internacional de las Artes Navachiste se celebra «siempre en Semana Santa» en las costas de Sinaloa, sobre la arena con conchas de caracol, entre cerros y manglares y ante las tranquilas aguas de la Bahía de Navachiste, en los límites de los norteños municipios sinaloeses de Guasave y Ahome.
El poeta Antonio Coronado y la Fundación Cultural Navachiste A. C. –de la que es parte- dirige la organización del Festival desde 1992. El Festival empezó entonces como un “encuentro de poetas”, pero fueron, vinieron sumándose de manera constante y creciente escultores, pintores, músicos, teatreros, cantantes, y toda clase de personas que hacen arte, deporte, excursiones y otras cosas positivas e interesantes. En el Festival hay talleres de pintura o dibujo  para niños, talleres de baile y de muchas otras cosas, la oferta es realmente amplia y atiende al público de todas las edades.
El Taller que nuca falta es el de poesía, impartido cada año por un poeta distinto, dura toda la semana que dura el Festival. También se dan conferencias, se hacen lecturas, se presentan libros, revistas, obras de teatro, se organizan pláticas y las discusiones son una delicia. Todo esto tiene además el encanto de ser en la playa, a la orilla del mar, con las aguas del Pacífico al frente y las montañas atrás. El cerro del Metate embellece el paisaje y sirve de telón a la salida de una luna gigantesca, majestuosa, bellísima. Una palapa hecha de carrizos sobre la arena hace las veces de auditorio principal, el consultorio médico se hace también de carrizos, y cada asistente duerme en casas de campaña, pues en Navachiste no hay hoteles, es un playa semidesértica en la que fuera del Festival no hay nada durante el año, excepto llegadas eventuales de los pescadores de la zona.
Son precisamente pescadores y otros habitantes de los pueblos cercanos las personas que forman la plantilla de trabajo que organiza y hace funcionar el Festival, el mismo Coronado, poeta, agricultor y profesor universitario, es habitante de un pueblo cercano, Corerepe; otra parte de los trabajadores son de El Cerro Cabezón, pueblo pesquero de la costa guasavense,  por ejemplo,  algunos de los lancheros que transportan a los asistentes a la llamada «Isla de los poetas».
Parte del Festival es el Premio de Poesía Navachiste, premio que consiste en un reconocimiento y la publicación del poemario ganador; requisito necesario para participar en el premio es asistir al festival, lo que lo hace diferente a la mayoría de los premios literarios; el jurado recibe los trabajos participantes el lunes y el sábado se da a conocer el nombre del ganador y se hace una lectura parcial de la obra a la sombra de la palapa sobre la arena. El jurado sólo cuenta con la semana para leer, discutir y decidir al ganador, pero es tiempo suficiente ya que por ser requisito la asistencia el volumen de trabajos participantes no es excesivo. Al año siguiente se presentará dicho poemario ya como libro publicado.
Caravana a Navachiste
Desde hace poco más de quince años, desde  Ciudad de México sale un camión  a Navachiste, lo organiza Anastacia Huautla, desde su primer Navachiste colaboradora del Festival; el precio del viaje con la caravana es verdaderamente bajo para todo lo que incluye, transportación completa de ida y vuelta, es decir, autobús hasta la orilla del mar, lancha de la orilla del mar a la «Isla de los poetas», lancha de regreso al autobús en la orilla del mar y de ahí a  Ciudad de México, también las tres comidas al día los siete días  de la semana en el Festival, el asistente sólo tendrá que preocuparse de conseguir sus alimentos durante el viaje y de comprar las bebidas que desee tomar.
La comida se prepara allí mismo, por cocineras también de los pueblos cercanos, todos los días se hace al momento; cuando se trata de peces, los peces son recién pescados.
Es necesario llevar en que dormir, puede ser sleeping pero es más recomendable una casa de campaña, y una buena cobija. También se recomienda repelente de mosquitos, el Ayuntamiento de Guasave fumiga durante la semana, pero nunca está de más, recuérdese que es un área despoblada y natural. La felicidad es cosa casi cien por ciento segura. La convivencia suele ser simplemente maravillosa. Si tiene poemas que desee compartir, llévelos, tanto suyos como de sus autores favoritos, las lecturas de poesía no paran nunca, de día en la palapa, en la arena, en la orilla del mar, de noche alrededor de las fogatas.
He escrito antes sobre Navachiste, y estuve tentado a titular este artículo como «Navachiste o la felicidad», pero también estuve tentado a titular así en Facebook el evento en que pretendemos presentar en Tardes Literarias HCNE tanto el Festival como a artistas que han sido parte de él, me he abstenido en ambos casos, sin embargo, porque tengo el deseo de escribir más ampliamente sobre ello, baste por ahora decir que en los testimonios de todos los asistentes a lo largo de las años ha sido el punto de mayor coincidencia la felicidad, en Navachiste se es feliz, en Navachiste hay, se genera la felicidad. Invitados quedan todos, vale mucho la pena.
Hacia el 25 aniversario del Festival fue preparada una antología en la que se incluyen poemas de todos los poetas que han obtenido el Premio Interamericano de Poesía Navachiste, desde 1992 hasta 2017:

La información para viajar en la caravana desde Ciudad de México, aquí.


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